sábado, 14 de noviembre de 2009

Odipecia (Tercera parte)

Léase bajo su propio riesgo.

Leí.

Felicidades a cambio de vuestra cordura estáis invitado a la función Medianoche; donde las inconsistencias de la condición humana cobran vida, donde la contradicción y la extravagancia dan a luz al caos y a la locura. Además contáis con un pase directo al Brindis, cortesía del Cerdo Desplumado.

Tras una puerta que abro con esfuerzo encuentro el auditorio, los sillones están empolvados, prefiero mantenerme de pie. En el escenario un hombre con disfraz de payaso sube, con cuidado de no caer, a un banquillo y con un acento grave dice:

Bienvenidos todos al sublime e incontenible Teatro Nocturno. Hacedme el favor de apagar vuestros miedos e incertidumbres, no os mostraremos nada que no queráis mirar. ¡Liberad la noche!

-De pronto el todo pierde sentido. No hay verdad. El juego vuelve a comenzar en otra dimensión. Una hermosa joven con una camiseta holgada y gris, con un tierno seno al aire, de la cintura es sostenida por largos y delgados brazos masculinos. Él, imperturbable, apunta su eterna mirada hacia mi y suelta una sonora carcajada burlona; no para hasta que lo reconozco. Soy Yo, un Yo que nunca pude construir, un deseo frustrado por mi desmesurada conciencia.

Es de día. No se en donde estoy pero se a donde ir.